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¡Cuidado! ¡Hay bandidos!

29 septiembre, 2015

¡Cuidado! ¡Hay bandidos!

Escribo este post desde Vladivostok, una de las ciudades ubicadas en el extremo más oriental de Rusia, después de haber recorrido 26.684 kilómetros en cuatro meses y 26 días desde que salí de Barcelona. Siento una emoción interna difícil de explicar, pero que cualquier persona que ha logrado cumplir algo que se ha propuesto habrá experimentado.

Cuando les comentaba a los moteros rusos la ruta que iba a hacer hasta Vladivostok, sus gestos se volvían sombríos como si no supiera lo que estaba diciendo, como si estuviera loco. Y no es para menos, continúa en su mente el asesinato de dos moteros que fueron posteriormente quemados junto a sus motos cuando circulaban por la carretera transiberiana en 2011 y 2012.

Mientras preparaba mi viaje, un amigo que la había recorrido anteriormente en 2013, me advirtió: ¨En esta carretera no te hagas el valiente. Desde Ulan-Ude hasta Khabarovsk es como una tierra sin ley, dejarás de ver policía, la gente te mirará raro y las personas de buen corazón siempre te advertirán de que estés alerta. No digas que viajas solo y no acampes. Lo más peligroso aquí es quedarse tirado, las distancias son enormes.¨

Esta carretera tiene fama de peligrosa, pero luego de recorrerla, no sé bien por qué. Supongo que es por el gran número de accidentes de tráfico que hay en Rusia, lo cual es visible en los monolitos que han levantado en homenaje a las víctimas a lo largo de su recorrido.

O simplemente como consecuencia de los rumores o las leyendas. Por ejemplo, la recepcionista del hostal donde me alojé en Irkutsk antes de comenzar a recorrer la ruta, me explicó que la carretera no está asfaltada, no hay gasolineras y la alta tasa de desempleo hace que paseen ladrones por esta zona. Sin embargo, ella no la había recorrido y su información estaba desactualizada. Mucho ha cambiado con respecto a lo que me contó: la carretera está prácticamente asfaltada en su totalidad y hay gasolineras cada 200 kilómetros.

Además, para mí, que no tengas empleo no te convierte automáticamente en un ladrón.

No quiero decir que la transiberiana no tenga sus peligros, pero creo que en este caso funciona más lo de “hazte la fama y échate a dormir”.

Así que teniendo las recomendaciones en mente, pero también teniendo en consideración que la posibilidad que te suceda algo así son relativas y muchas veces no puedes predecir que sucederá, solo queda preparar la ruta con sentido común y cabeza. La gente sigue yendo de vacaciones a Nueva York o Londres a pesar de que éstas ciudades han sufrido atentados terroristas. Además, que haya policías no siempre es sinónimo de seguridad; en algunos países si les veo, cruzo de acera y protejo mi billetera.

Siempre he pensado que la gente es buena hasta que demuestre lo contrario. Y hasta ahora he sido muy afortunado; siempre me han ayudado cuando he tenido problemas y he encontrado más de una sonrisa aunque no pudiese hablar una palabra del idioma con la persona que estaba frente a mí.

Así que con el mapa de carreteras en la mano, hice todos los cálculos de distancias tratando que la zona donde los moteros fueron asesinados, y donde se supone hay bandidos y ladrones, cayera en el mediodía de algunos de los seis días que calculaba me llevaría la travesía de 2.700 kilómetros desde Ulan-Ude hasta Khabarovsk. El servicio meteorológico no me ha sido muy favorable, ya que ha anunciado lluvia durante toda la semana y temperaturas bajo cero algunos días.

La ruta por la que he circulado con Atenea se abre paso entre bosques de pino y árboles con hojas amarillas por el recién iniciado otoño. A veces también transcurre paralela de las vías del tren transiberiano, lo que hace que compartamos el paisaje que por momentos se vuelve monótono.

Durante esta parte del viaje, todos los miedos y peligros vertidos, no fueron tales. Es verdad que me he cruzado con poca gente en la calle, sus gestos eran duros y las distancias entre poblaciones son muy grandes. Pero las personas que he encontrado han sido muy amables, ofreciéndose a indicarme el camino a algún hotel siguiendo sus coches, u ofreciéndome tazas de té caliente al entrar en algún hotelito completamente empapado por la lluvia.

Por suerte, a lo largo de los últimos 100 kilómetros el sol ha decidido brillar y calentar por primera vez durante la última semana, como si fuese un homenaje de bienvenida. Así que me he tomado tiempo para disfrutar antes de llegar a Vladivostok.

A partir de ahora comienza otra etapa. El miércoles cruzaré a Corea del Sur en ferry y a finales de octubre enviaré la moto a India en avión, ya que las fronteras que los humanos hemos puesto en el mundo, nos impiden a Atenea y a mí seguir por tierra.

Ya saben, cuidado que hay bandidos en el mundo. Pero creo que vale la pena tomar el riesgo. De lo contrario, siempre nos quedaremos con la duda de que hubiera pasado si intentábamos cumplir nuestros sueños y nos perderemos también que hay más gente buena que mala.

  1. Ángel dice:

    Mi ENHORABUENA!!
    Has demostrado a muchos que el camino se hace andando, o en este caso en moto.! Sinceramente llena de vida ver a gente cumplir con sus objetivos… Y si es viajando en moto aún más!! Animo! Y adelante.

  2. Javier Valdes Lareondo dice:

    Muy linda experiencia, admiro el relato por q tambien creo que hay mas buenos en la sociedad. Saludos y que siga un lindo viaje.

  3. cesar pinedo dice:

    Felicidades walter

  4. Javier de Lucas Vazquez dice:

    Suerte en tu avertura y un abrazo desde Madrid, España.

    http://www.facebook.com/1000rutas

  5. daniel lugo dice:

    Mucha suerte !! Que fierro la Royal!!!

  6. Gabriel dice:

    Realmente apasionante Walter!

  7. Jose luis rico dice:

    Te felicito por tu empeño en el recorrido, por lo prudente en planificar la ruta, durante el día y teniendo suerte con la buena gente, conseguir la meta que te has propuesto, que GRANDE ERESSS!!disfruta y nos haces soñar con tus relatos, gracias

  8. Carlos dice:

    Animo y mucha fuerza, que tengas un viaje lleno de satisfacciones y que luego nos las puedas transmitir

  9. carlos hernandez dice:

    Seguimos tus pasos Walter…un abrazo desde Caracas, donde también hay bandidos y gente buena

  10. Javier Piedra dice:

    Que maravillosa experiencia, aunque me hizo falta saber un poco más de tu travesía en Mongolia, desde este lado del planeta tengo la sensación de que es un mundo tan diferente, sabemos muy poco de ese país.

    Gracias por compartir tus vivencias, te deseo una travesía sin contratiempos y con el sol de frente.

  11. Sebastian Bonaudi dice:

    Walter amigo, que alegría leerte, hace una hora que no paro de leer tu viaje, poniéndome en la piel cada cosa que contas sobre las rutas, la moto, la gente, fantástico! un FELICITACIONES gigante! Fuerza!! te diste cuenta lo que lograste? Sos consciente? Chifla si venís a visitar a fin de año a tu mama y hermanas, que te hago un asadito. Un abrazo enorme!

  12. Ernesto Barnetche dice:

    Walter, muy bueno lo que estas haciendo, realmente es distinto a lo que estamos acostumbrados de otros viajeros en moto. Soy editor de una revista de Outdoors en Argentina, al borde, me apasionan las motos. Hace tiempo que vengo postergando mi gran viaje, lamentablemente tengo una familia y no dispongo de mucho tiempo libre. Es agradable leerte y nos permite viajar a todos un poco con tus relatos y tus maravillosas imágenes. Mucha suerte el camino y a seguir rodando muchos kilómetros mas. abrazo. Vasco

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