1 mayo, 2020

¿Qué es el miedo?

El bolígrafo sobre una hoja en blanco. Dicen que es la representación del miedo para los escritores.

Pero ¿qué es el miedo?

En el sistema de numeración unario lo más común es que N sea 1. Al principio de mi viaje, N era días, luego pasó a ser meses, ahora equivale a años. Hoy 1 de mayo, cumplo cinco enes viajando con Atenea en nuestra vuelta al mundo, aunque separados por 9178 kms por este cierre de emergencia.

Todo lo que tiene que ver con números, estadísticas, fechas o aniversarios pierde la parte más importante, la que tiene que ver con nuestro vínculo con el mundo y cómo esta relación nos afecta. Los números no tienen memoria. A veces no nos tienen en cuenta. No nos sentimos representados. No tienen ninguno de los sentidos básicos con los que nos relacionamos en el mundo. No entraré a valorar si hay más que 5, este texto no es un estudio del cuerpo humano.

Recién llegado a España, tenía como plan: hacer cosas que me gustan, y al mismo tiempo ir tachando los días como hacen los presos en la cárcel, hasta volver a La Paz, Bolivia, donde quedó Atenea y continuar el viaje.

Así que en esta última semana, estoy raro. Había venido a Europa por 40 días, ni palito arriba ni palito abajo; y resulta que llevamos casi el mismo tiempo confinados. El 1 de mayo se fué acercando a una velocidad de vértigo, y yo me encuentro ahora como los presos, con la pared llena de rayas superpuestas.

Una de las preguntas que ha surgido durante este tiempo es si tengo miedo. Reviviendo el viaje, mientras pensaba que escribir, analizaba. Las extensiones del desierto Australiano, la Patagonia Argentina, las estepas mongolas y rusas. Estar perdido. No entender el idioma. El frío. La lluvia. El sol. Noches de Luna llena y sus lobos aulladores. La sensación de que eres el único humano sobre la faz de la tierra. Eso no me daba miedo, eso me hacía estar alerta y sentir todo de una forma muy profunda.

Así que llegué a la conclusión que lo que sí me da miedo, es la facilidad con que nos adaptamos a cualquier situación precisamente por el miedo mismo.

Hablar del miedo y recordar caminar en la selva y escuchar ramas que se quiebran por el peso de los monos, que asustados por truenos y relámpagos van saltando y aullando. O el no silencio de esa misma selva de noche. Y pienso que el miedo produce muchos estados y reacciones distintas. Sudores fríos. Taquicardia. Nerviosismo. Agobio. Estrés ¿Cambia el tacto? ¿Cambia el olfato?

Todo el mundo habla de cambios a partir del virus. Hubo cambios antes. Habrá después. Somos un cambio continuo. Somos evolución. Somos involución. Actualmente somos como un video congelado.

Mis gafas reflejan la ventana, y mientras pienso si el miedo tiene olor, mi cabello no para de crecer.

Para mí viajar representa algo parecido a esa escena de la película “El Indomable Will Hunting”, donde Robin Williams le dice a Matt Damon, puedes saber todo por los libros sobre Miguel Ángel, pero si no has estado dentro no puedes saber como huele la capilla Sixtina. Y pienso en esto, que el olfato puede ayudarnos a trasladarnos a cualquier lugar. Como el olor de tierra mojada me lleva a mi infancia, a ese pueblo donde me crié en Entre Ríos.

Y llego a la conclusión que nuestros recuerdos olerían como nosotros queramos.

Tal vez para algunos, la Capilla Sixtina olería a miedo.